sábado, 10 de mayo de 2014

ANSIEDAD

Creo que nunca fui una persona fuerte.
Aunque mi aspecto de cientotreintaymuchos kilos diera a entender lo contrario.
El asunto es que después del choque de mercancías en mi cerebro y de la inmediata minusvalía, mi mente comenzó un rapidísimo proceso de adaptación que llevaba implícito la tan temida ansiedad.
¿Podré ser capaz de relacionarme? ¿Y de hablar? ¿Seré capaz de cortar un filete? ¿Y de ir andando a comprar el periódico?
Y resulta que no era tan débil como sospechaba.
Si bien es cierto que la ayuda de mi familia y mis amigos ha sido vital ( y pronto estaré preparado para darles las gracias también a través de este medio) nunca utilice ni ansiolíticos ni tuve la necesidad de ir a psicólogo alguno. Y eso que conozco a alguno cojonudo...
Afortunadamente mi ansiedad no se transformó en un trastorno de ansiedad y una vez que mi situación se "normalizó" y fui consciente de mi "nueva vida" mi andadura-je,je,je,je-ha sido mucho mas sencilla.


No hay comentarios:

Publicar un comentario